La guerra entre las ciudades independientes de Ubar y Ka, a la sombra de la colina de Cetno, ya era casi una realidad. Durante meses, ambos bandos negociaron y discutieron muchísimas cosas pero, a la vez, ninguno quiso ceder ante el otro. Todo era como una estúpida conversación de besugos en el que uno hablaba y el otro no escuchaba absolutamente nada.
Las dos ciudades lo querían todo.
Las dos ciudades pelearían por ese botín.
Y no dejarían que el otro bando se saliera con la suya
Porque para ellos, ceder era ser vencidos. (más…)